Sunday, April 08, 2007

Mazeyra: autor de raza

La narrativa de Orlando Mazeyra Guillén es muy fresca. "Urgente: necesito un retazo de felicidad" es un libro bien escrito. Aunque hay que aclarar qué significa "escribir bien", porque la gente cree que basta con tener un buen argumento para escribir un cuento; pero no se trata de eso. La literatura es un arte que se hace con palabras, y lo que se le debe exigir a un cuentista es que maneje bien su lenguaje y le dé sentido artístico a sus historias. Si no hay ese sentido artístico, el autor nos puede contar las historias más maravillosas del mundo (con las mejores técnicas narrativas del mundo), pero no es un creador.
En el libro de Mazeyra sí hay belleza: belleza en el uso de la palabra. ¿Y cómo se adquiere esa belleza? Es un misterio que, hasta el momento, ninguna ciencia –ni la psicología ni la sociología ni nadie– ha descubierto. ¿Por qué Picasso comienza a pintar y sus obras tienen ese valor? No se sabe. Y belleza es lo que yo he encontrado en los relatos de este libro.
Hay que recordar que cuando un escritor publica un libro con varios relatos, el lector puede toparse con diversos temas, en donde, por más esfuerzo que se haga, no se encuentra, no se identifica al escritor: es lo que yo llamo "florilegio" (la lectura del relato no nos dice nada en relación con el autor). Ésta no es una propuesta –consciente– del autor, sino, más bien, es el resultado de la concepción que el autor tiene del mundo, de su vida y del arte: lo que da unidad a un libro de cuentos con diferentes temas. Y, ¿cómo podríamos señalar esta concepción del mundo de Orlando Mazeyra? Repito, el autor no es consciente; pero, de pronto, en un relato aparece una frase que le da significado a todo el libro, y dice lo siguiente: "… si me pongo en su lugar, pienso que sería genial estar loco… para no ver la realidad o para verla con otros ojos…" (pág. 26). Este el fundamento del autor: sería genial estar loco para no ver la realidad o para verla con otros ojos. Y, efectivamente, en estos cuentos se ve la realidad (o con locura, o con otros ojos).
Pero, también, hay un relato corto que nos da la clave íntegra de la concepción del autor, de lo que quiere transmitir en este conjunto de historias, pues una lectura un poco ligera puede dar la impresión de que él toma diferentes temas. Pero, en el fondo, todo buen autor, toma temas centrales (con diferentes personajes y con diferentes situaciones). Ese otro relato que nos da la clave de lo que el autor nos quiere decir a través de todas las historias se llama " La Talega", y dice:
"Ese anciano de mirada perdida siempre camina arrastrando una pesada talega color cereza. Los cuentistas del vecindario dicen que adentro lleva tres enormes espejos. Dos de ellos ya están rotos: el primero lo rompió cuando descubrió su primera arruga; y el segundo fue a parar al suelo cuando contempló su primera cana. El tercer espejo sigue intacto… algunos arguyen que su avanzada ceguera le impide dar cuenta del último espejo. Yo creo que se romperá cuando el viejo esté cara a cara con la Muerte" (pág. 57)
"La Talega" es un hermoso y muy profundo relato corto, en el cual se sintetiza la intención artística de Orlando Mazeyra; intención que los lectores podrán encontrar al leer los otros relatos. Y, porque, además, hay historias que a uno, efectivamente, lo dejan en suspenso: son relatos abiertos (en donde el uno puede encontrar diferentes finales). No todos los cuentos de este libro tienen un argumento cerrado, sino que la historia se abre y es un estímulo para la imaginación del lector.
En este libro hay historias con algunos elementos absurdos –aparentemente absurdos– que le dan sentido a una vida; como en el caso específico del último relato, que es el que le da título al libro: " Urgente: necesito un retazo de felicidad". Cuando se lee ese relato, se siente, al final, una gran conmoción; que es precisamente lo que logra un autor de raza cuando se introduce en esta aventura de la escritura.
Oswaldo Reynoso
Lima, 8 de marzo de 2007
Publicado en el diario El Pueblo de Arequipa el 23 de marzo de 2007.